Moda mujer años 60 en españa: elegancia y cambios sociales

La moda femenina en España durante los años 60 fue una época marcada por la elegancia y los cambios sociales. En este artículo, exploraremos cómo se vestían las mujeres españolas en esta década y cómo la moda reflejaba su condición social y su papel en la sociedad.

Contenido

El Vestido como Expresión Social

En la España del Siglo de Oro, el vestido no era simplemente una prenda utilitaria, sino que era una forma de expresar la posición social de cada individuo. La apariencia externa era lo que realmente importaba y todos debían prestar atención a las apariencias. Según el Lazarillo, una famosa novela picaresca del siglo XVI, incluso aquellos con dificultades económicas se vestían con elegancia para salir a la calle.

Si camináramos por las calles españolas durante esta época, sería fácil identificar la clase social y la profesión de cada persona según su vestimenta. Los médicos lucían sortijas en el pulgar y llevaban ropa académica y capas, los jueces llevaban garnachas y birretes, y los estudiantes vestían ropa colorida y joyas a pesar de las restricciones universitarias. Incluso los soldados tenían sombreros emplumados que les valieron el apodo de papagayos.

La Evolución de la Moda

El gusto por la moda llevó a cambios constantes en la forma de vestir. Madrid, como capital de la monarquía, era el epicentro de la moda y las nuevas tendencias se difundían rápidamente. Durante el reinado de Felipe II, el traje nacional era sombrío y austero, con predominio del color negro. Sin embargo, con Felipe III, se introdujeron colores brillantes y prendas llamativas. Con Felipe IV, los colores volvieron a ser oscuros y se prohibió el uso de la lechuguilla, un cuello exagerado en forma de abanico, en favor de la valona, un cuello grande y plano que caía sobre los hombros.

El gusto por la moda no distintutorial entre los sexos. Los hombres también prestaban atención a su imagen y se cubrían con ropa ostentosa y galas. Buscaban resaltar partes de su cuerpo como los pectorales, hombros y piernas. La entrepierna se convirtió en un punto focal de la moda masculina con la introducción de la bragueta, una especie de saquito de tela que se sujetaba en la parte delantera de las calzas. Algunos eclesiásticos se escandalizaron por la estrechez de los calzones, que revelaban la forma del muslo.

Las Calzas y los Guardainfantes

Las calzas eran una prenda muy valorada en el vestuario masculino español. Cubrían el muslo y la pierna y adoptaron formas cada vez más sofisticadas que marcaron tendencia en Europa. En tiempos de Felipe II, solían llevar cuchilladas, aberturas que mostraban otra tela de distinto color, y en el reinado de su sucesor adoptaron una forma abombada característica. Aquellos que no podían permitirse comprar calzas imaginaban formas ingeniosas de imitarlas, como utilizar rodajas de cartón para simular su forma.

La capa setutorial siendo una prenda obligatoria en España y tenía un gran valor material. Había ladrones especializados en robar capas, llamados capeadores, lo que llevó a un poeta a exclamar: ¡que maten por una capa que no saben si es de paño de segovia!, refiriéndose a un tejido vulgar y no uno de alta calidad.

En cuanto a la moda femenina, también se hicieron furor en la España del Siglo de Oro y se convirtieron en un arte de seducción. Las mujeres combinaban vestidos con joyas y usaban tejidos lujosos como encaje, tafetán, terciopelo y brocados. A partir del siglo XVI, se impuso la moda del verdugado, enaguas armadas con aros de alambre, madera o ballenas, que se acampanaban en el borde inferior de la falda. En la década de 1630, los guardainfantes se volvieron populares, ya que ocultaban los embarazos de las mujeres.

El Vestido de los Menos Afortunados

No todos podían permitirse seguir las exigencias de la moda. Los trajes no eran baratos y aunque se podían comprar ya hechos, muchos preferían encargarlos a un sastre. Sin embargo, esta profesión tenía mala reputación debido a la tardanza en la entrega de las prendas, los altos precios y los engaños en la calidad de los tejidos. Los que no podían permitirse galas lujosas se conformaban con un vestido sencillo, compuesto de una camisa amplia de lino o algodón, un jubón con mangas acuchilladas, calzas cortas o a media pierna y medias de lana sujetas con jarreteras.

Las mujeres humildes y de clase media vestían faldas largas y sin adornos, combinadas con blusas o camisas sencillas. A menudo llevaban una pañoleta que cubría los hombros y se anudaba sobre el pecho. En épocas de frío, un manto de paño o lana les proporcionaba algo de calor. A pesar de su sencillez, el vestido popular no estaba ajeno a las modas aristocráticas y sirvió de inspiración para muchos trajes regionales en la época moderna.

La moda femenina en España durante los años 60 fue una época de elegancia y cambios sociales. El vestido era una forma de expresar la posición social y la profesión de cada individuo. Aunque la moda evolucionaba constantemente, la elegancia y la atención a las apariencias eran fundamentales para todos. Aunque no todos podían permitirse seguir las últimas tendencias, la moda era una parte importante de la vida cotidiana y reflejaba tanto la sociedad como los cambios en la mentalidad de la época.

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